¡¡CREÍ QUE NO VOLVERÍA A ESCRIBIR EN EL BLOG!!
Siento haber tardado tanto en contestar pero ¡Por todos los profetas! ¡Me ha pasado de todo!
Pues resulta que estábamos mis compañeros de tripulación y yo en alta mar con nuestra valiosa carga de opio y marihuana cuando nos han atacado un centenar de enanos peludos. Nosotros, creyendo que era una alucinación provocada por los estupefacientes nos reímos como unos imbéciles...
¡Que sorpresa nos llevamos cuando empezaron a golpearnos uno a uno con sus martillos de guerra de Leroy Merlin!
Pues al caso: Los cabronazos hijos de su madre nos llevaron atados de pies y manos ante su lider, que vivia en una isla lejana... ¡Un cíclope enorme! El cíclope, ni corto ni perezoso, se comió al capitán y respondió "era un poco soso". Es verdad. Lo era.
Tras reirnos otra media hora, mis amigos y yo recuperamos la capacidad de raciocinio y nos dimos cuenta de que estabamos en una jaula a merced del cíclope. El mamón ya nos asaba y todo, en un horno de leña (muy mono por otra parte). Asi que se me ocurrió usar una idea que habia leido en un libro (La Odisea de Homero, todo un best-seller en Bagdag), que consistía en dormir al cíclope con vino y después clavarle un palo afilado en el ojo.
Como no teníamos vino le preparamos un porro descomunal. Justo cuando empezó a dormir la mona nos dispusimos a clavarle el palo... Pero nos dimos cuenta de que no teníamos ninguno. Nos insultamos un rato hasta que alguien advirtió que el cíclope no estaba durmiendo la mona, que se habia muerto él sólo (si es que abusar de estas cosas es malísimo).
Huimos a todo trapo de la cueva y nos encontramos otra vez con los enanos peludos. Como estábamos hasta los huevos de todo y no nos apetecía ponernos a pelear les gritamos algo así como "¡Detrás vuestro!" y contra todo pronóstico funcionó.
Así que regresamos al barco rumbo a la India a por mas drogas... no aprendemos nunca.
EDITADO: Ah, por cierto, el capitán ahora soy yo.
Siento haber tardado tanto en contestar pero ¡Por todos los profetas! ¡Me ha pasado de todo!
Pues resulta que estábamos mis compañeros de tripulación y yo en alta mar con nuestra valiosa carga de opio y marihuana cuando nos han atacado un centenar de enanos peludos. Nosotros, creyendo que era una alucinación provocada por los estupefacientes nos reímos como unos imbéciles...
¡Que sorpresa nos llevamos cuando empezaron a golpearnos uno a uno con sus martillos de guerra de Leroy Merlin!
Pues al caso: Los cabronazos hijos de su madre nos llevaron atados de pies y manos ante su lider, que vivia en una isla lejana... ¡Un cíclope enorme! El cíclope, ni corto ni perezoso, se comió al capitán y respondió "era un poco soso". Es verdad. Lo era.
Tras reirnos otra media hora, mis amigos y yo recuperamos la capacidad de raciocinio y nos dimos cuenta de que estabamos en una jaula a merced del cíclope. El mamón ya nos asaba y todo, en un horno de leña (muy mono por otra parte). Asi que se me ocurrió usar una idea que habia leido en un libro (La Odisea de Homero, todo un best-seller en Bagdag), que consistía en dormir al cíclope con vino y después clavarle un palo afilado en el ojo.
Como no teníamos vino le preparamos un porro descomunal. Justo cuando empezó a dormir la mona nos dispusimos a clavarle el palo... Pero nos dimos cuenta de que no teníamos ninguno. Nos insultamos un rato hasta que alguien advirtió que el cíclope no estaba durmiendo la mona, que se habia muerto él sólo (si es que abusar de estas cosas es malísimo).
Huimos a todo trapo de la cueva y nos encontramos otra vez con los enanos peludos. Como estábamos hasta los huevos de todo y no nos apetecía ponernos a pelear les gritamos algo así como "¡Detrás vuestro!" y contra todo pronóstico funcionó.
Así que regresamos al barco rumbo a la India a por mas drogas... no aprendemos nunca.
EDITADO: Ah, por cierto, el capitán ahora soy yo.